Durante su visita a Tucumán, Gema Mestre Varela articuló tareas con el Cerpacu (Instituto del Rescate y Revalorización del Patrimonio Cultural) y con varias cátedras de la Facultad de Filosofía y Letras UNT): Lingüística II, Historia de la Educación y de la Pedagogía; e Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana.
La primera de esas actividades se inscribió en el ciclo “Voces en diálogo”, un ateneo lingüístico-pedagógico sobre prácticas de lectura, escritura y alfabetización en Tucumán y Santa Clara (Cuba). Allí participaron Isabel Requejo (lingüista social y ex docente de la UNT), Sonia Saracho (del Departamento de Formación Pedagógica de la Facultad), Silvana Medina (de la cátedra de Lingüística II) y la directora del Cerpacu, Zulma Segura.
El ateneo se construyó como un espacio para habilitar la palabra y compartir experiencias en los distintos escenarios educativos de ambos países. Mestre habló sobre el proceso de alfabetización y las políticas culturales y educativas que acompañan dicho proceso en Cuba; mientras que Requejo se refirió a las autorías de la palabra-pensamiento y los dialectos sociales de origen en las infancias y su incidencia en la alfabetización. Saracho contó su experiencia con estudiantes de la Carrera de Letras, la importancia de sus narrativas de la memoria y la reflexión autobiográfica y la propia práctica “para romper los huecos del silencio”.
El encuentro integró el Proyecto PIUNT “Producción Cultural, memoria comunitaria y configuración identitaria en niños y jóvenes de contextos educativos diversos en Tucumán y Santa Clara”, dirigido por Segura.
La charla brindada por Mestre Varela el martes pasado en la Facultad se tituló “El proceso de alfabetización en los inicios de la revolución cubana. Relato de experiencia”. La organizaron las cátedras de Historia de la Educación y de la Pedagogía; y de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana, ambas del Departamento de Ciencias de la Educación, junto al Cerpacu.
Durante la disertación, Mestre Varela narró su experiencia como docente en las primeras brigadas alfabetizadoras, en 1961, una de las medidas iniciales (junto a la reforma agraria) tomada por los líderes revolucionarios cubanos.